Pero te uniste al grupo?
No, realmente eran muy cerrados, les insistí que me invitaran, pero no accedían fácilmente, creo que en ese entonces había que hacer grandes demostraciones de conciencia, y esperar que se abrieran los cupos de ingreso… (risas)
Año 1991, primer curso del Colegio Nicolás Infante Díaz. ¿Qué pasaba en ese entonces?
La década del 90 empezó con una envolvente campaña anticomunista que copó todos los medios, las conversaciones cotidianas, las películas, revistas, programas, en fin. La imágenes con la “caída del muro de Berlín” eran retransmitidas y comentadas como si se tratara de un campeonato de fútbol, había libros, analistas, programas especiales… ya te puedes imaginar como funciona la maquinaria propagandística del imperialismo y la oligarquía.
¿Cómo del gobierno actual?
Si igualita…
¿Tuvo algún efecto esa campaña?
Claro, los efectos no se hicieron esperar, muchas organizaciones revolucionarias y de izquierda arriaron sus banderas, abandonaron la lucha, se auto-disolvieron, unos cuantos afectados por el golpe buscaron acomodarse en las ONGs y así justificar sus “inclinaciones sociales”, otros, simplemente se cambiaron al bando enemigo, en otras palabras, les cayó el muro en la cabeza y perdieron el horizonte.
¿Pero ustedes, los que militaban en la FESE y en la JRE seguían en al lucha?
Indudablemente, no solo los estudiantes de los colegios y universidades seguíamos luchando; en nuestro país había algo especial, mientras se expandía por el mundo una especie de inflexión del movimiento social, en el Ecuador la lucha continuaba expresándose en varios planos, no hay que olvidar que en el año 1992 se produjo uno de los levantamientos indígenas más poderosos que registra la historia, justo al cumplirse los 500 años de la resistencia indígena. En el año 1993 recuerdo el paro de la UNE que duró cerca de 3 meses; luego el gobierno derechista de Sixto Durán impulsó la llamada “Ley de Libertad Religiosa” con la que intentaron imponer 2 horas de religión en el pensum académico de las escuelas y colegios, con ello, se eliminaba en la práctica el laicismo en la educación.
Salimos al paso de esa retrograda pretensión y le ganamos la pelea a Sixto, creo que de no haberse producido el conflicto armado con Perú, Sixto Durán habría sido el primer gobierno en ser derrocado. Le salvó la campaña… (risas)
En la lucha en defensa del laicismo y en contra de las 2 horas de religión ¿ya estabas “tirando piedras y quemando llantas”?
Si te digo que sí y esto sale publicado en algún medio de comunicación es posible que me abran otro juicio por las piedras que lancé y las llantas que quemé cuando estaba en el colegio… (risas)
Pues te respondo que sí, tiré muchas piedras, participé en muchas marchas, en muchas asambleas, y grité muchas consignas; la defensa del laicismo en la educación fue una bandera que movilizó a miles de estudiantes, maestros, padres de familia y personas en general. Cuando salíamos a las marchas y la policía nos atacaba con sus bombas lacrimógenas, nosotros armábamos las barricadas y a punta de piedra los parábamos. Las personas desde los balcones nos aplaudía y de alguna manera se sentía orgullosa de nosotros, porque hacíamos lo que ellos talvés querían hacer o no se atrevían, por convencionalismos sociales, vergüenza, temor… que se yo. Los estudiantes que estábamos al frente, en primera línea de combate con la represión policial eramos los héroes del pueblo.
¿para ese entonces ya te habías vinculado directamente a la JRE?
Si al fin, después de buscarlos, de “probar finura” puede integrarme a las filas de la combativa JRE cuando cursaba el 5to curso en el colegio “Cinco de Junio” de la ciudad de Quito donde vine a estudiar; ya hace tiempo me había propuesto ir a vivir y estudiar en la capital, mi pensamiento era: “debo estar donde las papas queman”
¿En Quito las papas queman?
Y sí que queman, cuando ingresé al “Cinco de Junio” a los pocos días ya estábamos en una marcha contra las dos horas de religión que nos querían imponer, hable en mi curso, me eligieron presidente del aula y una compañera me invitó a una reunión de la JRE, al fin ingresé… cumplí uno de mis objetivos, los busqué, los encontré e ingresé.
Antes de pasar a otros temas me queda una duda. Porqué crees tú que a la JRE no le afectó grandemente la caída del muro de Berlín?
Porque nuestra inspiración siempre fue el marxismo – leninismo y la guía correcta del PCMLE, en las discuciones y debates sobre el tema, hace tiempo que la JRE denunció la acción reaccionaria del PCUS, la ex-URSS abandonó la línea revolucionaria y se convirtió en una potencia social-imperialista, así que no era nuevo ni sorprendente que cayera la máscara de supuesto “socialismo-real”.
¿Me dicen tus padres que en un tiempo fuiste miembro de los Boys Scout y trabajaste en radio?
Ese en un pasaje del que casi no hablo, en el colegio Nicolás Infante ingresé a los Boys Scout, era subjefe de patrulla y luego jefe de la patrulla “pantera”, era muy divertido, se organizan campamentos, recolectamos víveres para las familias necesitadas, visitas a los asilos de ancianos, alfabetización de personas adultas, muchas actividades altruistas; hacer labor social es super importante, pero pronto me dí cuenta que con esas acciones, por muy humanitarias que fueran, no se solucionan los problemas medulares de la explotación capitalista, entonces dejé de asistir.
¿Y la radio, cierto que fuiste locultor?
Sí, me gusta mucho ese mundo, en el Nicolás tenía un amigo de nombre Abdón Escobar, su padre era el dueño de la radio “La Voz del Trópico” en la ciudad de Quevedo, era una radio pequeña en AM, allí solía ir todas las tardes, aprendí a manejar los controles, poner música, los noticieros, después, fui a trabajar en la radio “Audiorama” en la misma ciudad. Cuando nos trasladamos a vivir en Zamora Chinchipe ingresé a trabajar en la radio la “Voz de Zamora”, una emisora de la iglesia, allí tuve un programa radial que se llamaba: “el tren musical de la tarde”, con Marcelo Rivera el “vacan – vacan” (risas), era un hobbie muy agradable, ojalá algún rato pueda volver a vincularme a la radio.