El guerrero que venció a la dictadura del miedo. PARTE IV

 Entre las responsabilidades que has asumido están la de haber sido  electo vicepresidente y luego presidente del Consejo Estudiantil del colegio 5 de Junio de la ciudad de Quito.

Esa fue una etapa muy impotente en mi vida, dicen que la vida del colegio es inolvidable y ciertamente lo es. Conformamos el núcleo de la JRE con muchos compañeros y compañeras que tenían un nivel de liderazgo entre los estudiantes, era un grupo fuerte, pronto nos extendimos a la sección nocturna y crecimos en militancia en el ciclo básico, los muchachos y muchachas de los primeros cursos eran nuestro más fuerte respaldo, cuando salíamos a las manifestaciones y marchas su actitud era altamente combativa.

En una ocasión, – en los primeros meses del gobierno de Abdalá Bucaram – se anunció la elevación de la gasolina y por ende de los pasajes, la FESE orientó inmediatamente tomarnos las calles y así lo hicimos, en la reunión del núcleo de la Jota planificamos la acción, discutimos la situación política, distribuimos las tareas, el discurso, la hoja volante, las banderas en fin, todo listo para la movilización estudiantil; llegamos muy temprano en la mañana al colegio, hicimos la respectiva reunión de presidentes de curso, y claro, dependiendo de la resolución de la asamblea de presidentes se comunicaba al rector la decisión y listo, salíamos a las calles.

Recuerdo que la movilización era masiva, eran unos mil jóvenes, subimos al Colegio Sucre para hablar con los amigos del consejo estudiantil, quienes se unieron a la marcha, juntos llegamos al redondel de la villaflora, la gente seguía muy animada, alguien dijo: “vamos al colegio Montúfar…”, entonces, todos decidimos ir, llegamos al colegio Montúfar, en la avenida Napo, se unieron los “lecheros” -como les decíamos en ese entonces – se resolvió ir a la plaza grande, ya eramos unos tres mil jóvenes…

Parece fácil movilizar a los estudiantes de los colegios…

Ni tanto, todo es resultado de un trabajo previo, de un proceso de concientización y politización, de un debate permanente, lo más duro es vencer las ideas reaccionarias que pululan entre los estudiantes y que minuto a minuto son difundidas por todo el aparataje del sistema capitalista, no olvides que el sistema se sostiene sobre la base de la represión y la coerción.

Pero con todo y esa gran ofensiva reaccionaria la FESE y la JRE movilizaba a los estudiantes.

Claro que sí, había una especie de heroicidad en el asunto, queríamos cambiar el país, nos sentíamos responsables de cumplir esa tarea; siempre entre la juventud crecen con facilidad las ideas de cambio, porque el joven -por lo general- ama la libertad, la justicia, y odia la injusticia; el joven tiene un alto nivel de sensibilidad social, y al estar en una etapa donde se definen su personalidad y carácter, busca acercarse a los valores más altruistas: la solidaridad, el patriotismo y la libertad.

Previo a la caída del gobierno de Abdalá Bucaram se desarrollaron intensas movilizaciones estudiantiles.

Así es, por varios meses de las “bullas” se mantuvieron e iban creciendo en combatividad. Me parece que la juventud y los pueblos rápidamente se desencantaron del recién posesionado presidente; era una verdadera vergüenza el régimen de Bucaram: los casos de corrupción eran escandalosos, el negociado de la mochila escolar, se descubrió que la Ministra Sandra Correa plagió su tesis de grado y fue motejada de “Sandra copiona”; el Ministro de Energía Adoum fue acusado de agredir a una de sus empeladas, como respuesta a la prepotencia del ministro, los colegios femeninos de Quito organizaron la marcha de mujeres contra el machismo.

En esas condiciones se crea el Frente Patriótico en Defensa del Pueblo, plataforma que unió a las principales centrales sindicales, organizaciones sociales agrupadas en el Frente Popular y la Coordinadora de Movimientos Sociales.

¿Qué pasó entonces?

Lo que todos conocen, el Frente Patriótico llamó a la movilización popular y muchos sectores profundizaron su lucha, obviamente el sector más dinámico y combativo eran los estudiantes liderados por sus organizaciones la FESE y la FEUE. La lucha fue subiendo de nivel, de la inicial exigencia que era la derogatoria total de las medidas económicas, entre las que estaba la elevación del precio del gas y los combustibles, se pasó a la consigna: “Fuera Bucaram Gobierno Popular”, el Frente Patriótico en la convención realizada en el Teatro Universitario convocó para el 5 de febrero al paro nacional contra el gobierno antipopular de Bucaram.

Llegó el gran día, ríos de personas se movilizaban desde los barrios populares hacia el centro de Quito, la magnitud de la movilización rebasó todas las expectativas, el palacio estaba cercado por militares y policías; si se observa las imágenes de ese hecho histórico, vamos a ver que la crisis política como resultado de la crisis económica había alcanzado niveles alarmantes. El Congreso Nacional declaró la incapacidad de Bucaram para gobernar, lo cesó de sus funciones y posesionó a Fabián Alarcón titular de la legislatura como Presidente interino.

¿Este clímax de la lucha social seguramente es resultado de todo un proceso previo?

Es resultado de un proceso de lucha social permanente y en ascenso, hay que recordar las movilizaciones indígenas, las protestas de los trabajadores públicos, la huelga de la UNE que en conjunto con los padres de familia y la FESE impedimos la aplicación de las 2 horas de religión, en estas jornadas fue asesinado el estudiante del colegio Montalvo: Juan Carlos Luna, mártir de la lucha en defensa del laicismo, en su memoria, el VIII Congreso Nacional de la FESE realizado en enero de 1995 llevó su nombre.

¿El VIII Congreso Nacional de la FESE debatió estas cuestiones?

Por supuesto, el Congreso de la FESE debatió con profundidad la situación del país, de la educación a nivel nacional, evaluó las movilizaciones estudiantiles en defensa del laicismo y llamó a profundizar la lucha en todos los niveles.

Es decir, fue un Congreso de estudiantes que debatían de política.

La política es el arte de gobernar, todos quienes pretendan involucrarse en la realidad social y nacional para cambiarla debemos hacer política. A propósito de este tema, recuerdo que por ese entonces la derecha levantó una fuerte ofensiva ideológica para que las organizaciones sociales dejen de lado la acción política, nos decían que nuestro accionar debía ser “a-político”.

Querían que los estudiantes discutamos solamente del problema educativo-académico, de la falta de presupuesto, de la infraestructura en los colegios… etc, con esto, querían castrar al movimiento estudiantil, convertirlo en un elemento funcional al sistema; que “reclamen con altura y sin tirar piedras” nos decían a cada momento; es evidente que si hacíamos a un lado la discusión política perdíamos el norte y dejábamos de ser un peligro para el poder de las clases dominantes…

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