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“Nos persiguen porque nos temen, y nos temen porque no les tenemos miedo”

Carta de Marcelo Rivera

A los pocos días de haber ingresado –de forma involuntaria- al Centro de Rehabilitación Social de Sucumbíos, conocido ahora como la “Guantánamo de Ecuador”, recibí la visita de un camarada que no había visto hace muchos años.
Lo conocí cuando visitaba estas tierras de manera casi permanente, por la responsabilidad en la presidencia nacional de la JRE. Es común que cuando dos personas hablan por pocos minutos y comparten los principios ideológicos, los objetivos revolucionarios se establece una conexión casi inmediata, como si se conocieran de muchos años.

Al enterarse de mi sorpresivo traslado a la cárcel de esta provincia recibí su solidaria visita; los años han pasado pero los principios y la convicción siguen intactos. Entre otras cosas que tuvo a bien traerme me obsequió algo sumamente valioso: unos libros. Entre ellos uno muy especial que por cuestiones de aparente “falta de tiempo” cuando estaba en libertad no lo había podido leer con el detenimiento que el caso ameritaba.

Se trata del libro de Julius Fucik, “Reportaje al pie de la horca” o en otra traducción “Reportaje al pie del patíbulo”. Nunca imaginé que vendría a leer esta magnífica obra en prisión.

Julius Fucik nació el 23 de enero de 1903 en Praga. Estudió Filosofía en la ciudad de Pilsen; en 1921 ingresó al Partido Comunista.. Por esas fechas inició su labor como crítico literario y teatral. Fue redactor de varias publicaciones comunistas. En febrero de 1941 pasó a ser miembro del Comité Central del Partido Comunista en la clandestinidad. En abril de 1942 fue detenido por la Gestapo, encarcelado un año y cinco meses en la prisión de Pankrác, celda 267. Fue ejecutado en Berlín el 8 de septiembre de 1943.

Su “Reportaje al pie de la horca”, sacado de la cárcel hoja por hoja, fue publicado en 1945. Al recorrer sus párrafos detenidamente vienen a mi memoria los difíciles momentos de esta injusta prisión, el violento ingreso de la policía a la universidad aquel 8 de diciembre de 2009, las amenazas de Correa de encarcelarme, los traslados de un centro a otro, la vigilancia extrema de los agentes policiales, el hostigamiento constante, etc. etc.

A pesar de todo esto seguimos firmes, sin claudicar jamás, convencidos cada día y hora del triunfo de la revolución. Como dice Fucik “Amaba la vida y por su belleza marché al campo de batalla”… “He vivido para la alegría y por la alegría muero. Agravio e injusticia sería colocar sobre mi tumba un ángel de tristeza”.
Estoy muy optimista porque mis camaradas me informan permanentemente de los avances de la lucha revolucionaria en el país, los triunfos alcanzados y la abnegación con la cual combaten al gobierno derechista de Correa.

Fucik dice “…y ahora, precisamente a esta hora, millones de hombres luchan en el combate final por la libertad humana y miles y miles caen en ese combate. Yo soy uno de ellos. Y ser uno de ellos, ser uno de esos combatientes en batalla final es algo hermoso.”

Luego se pregunta, o nos pregunta: “¿Por cuántas millones de celdas ha pasado la humanidad en su camino hacia delante? ¿Y cuántas le quedan aún por recorrer?

Recojo las palabras de Fucik en prisión y sé que la cárcel no puede detener el avance de la historia, el desarrollo del proceso ascendente a la victoria. Al contrario, le perdemos el miedo, nos aceramos más al calor del combate libertario; las amenazas de aquel que hace gala de su autoritarismo no nos afectan en lo más mínimo. Los pueblos y la juventud miran con orgullo que la cárcel no puede quebrar nuestro espíritu revolucionario.

Nos persiguen porque nos temen, y nos temen porque no les tenemos miedo.
Finalizo esta misiva recomendando a todos los compañeros, amigos y militantes la lectura de este libro.

Recojo otras palabras de Fucik: “Pero no queremos estar solos, no estamos solos. Estamos junto a los que ahora, en libertad y luchando igual que nosotros, cantan…” “Camaradas en prisiones en celdas frías: vosotros estáis con nosotros estáis con nosotros aunque no forméis en nuestras filas…”

Cárcel de Sucumbíos
Celda AM-PB“